Retratos de la Familia Real
(De Carlos III a Fernando VII)

Al entrar en la Corte, Goya conoció el arte de sus grandes coetáneos y las regias colecciones atesoradas durante generaciones, con obra abundante de Velázquez, su maestro confesado, junto con Rembrandt y la Naturaleza. Los retratos de la familia de Felipe IV causaron impresión en el aragonés; los dibujó y los grabó al aguafuerte. Su primer retrato encargado, Carlos III, cazador (h. 1788, Museo del Prado, varias copias autógrafas), consecuencia de una prosaica pintura anterior encargada por el Banco de San Carlos (1787, Banco de España, Madrid) fue un homenaje consciente del Felipe IV, cazador de Velázquez (1636, Prado). Otro tanto hizo con Carlos IV, cazador , pareja de la reina María Luisa con mantilla (ambos de 1799, Patrimonio Nacional, Palacio Real, Madrid).

Para los reyes fueron el magistral retrato colectivo La familia de Carlos IV (1800-1801, Museo del Prado) y los soberbios retratos a caballo de Carlos IV (1800-1801, Prado) y María Luisa de Parma (1799, Prado). En estos cuadros planea el arte de Velázquez tanto en la inspiración iconográfica (Las Meninas y los retratos ecuestres de los Austrias) como en la sugestión de la «magia del ambiente» (expresión recogida por Javier Goya y que éste pone en labios de su padre). La familia de Carlos IV es un cuadro paradigmático: no hay un foco, aunque se resalta a los reyes y al sucesor , el Príncipe de Asturias. También se destaca lo doméstico de la escena: hay una figuración de la Corte, pero, sobre todo, una familia modelo según las ideas de la Ilustración.

Goya no recibió especial atención de los reyes aunque recuerda en sus cartas que ha compartido con ellos momentos de intimidad. Sin embargo, entre sus obligaciones estaba la de reproducir en numerosas copias la imagen prototípica de los reyes con destino a instituciones públicas y particulares diversos (por ejemplo, la pareja real con traje de gala, ejecutada en 1801 para regalo de Napoleón y que nunca llegó a destino; hoy en el Palacio Real). Estas copias, muchas perdidas, no siempre eran pintadas del todo por el maestro, sino que artistas de su taller terminaban los retratos. Casi nada sabemos del taller salvo que Goya tuvo allí alumnos aventajados de la Academia de San Fernando y que hubo colaboración con el valenciano Agustín Esteve (pintor de cámara desde 1800), copista en ocasiones de otros cuadros de Goya.

Bajo Fernando VII, tanto la persona como el arte de Goya no gozaron de especial aprecio regio. De entre sus retratos destacan el que realizo como Generalísimo (1814, Prado) y el Fernando VII con las insignias reales para la Junta del Canal Imperial de Aragón (1814-1815, depositado en el Museo de Zaragoza).

Véanse también los retratos de:

• El infante Luís de Borbón
  
• Floridablanca y los grandes de España
  
• Servidores del Estado
  
• Allegados
  

Bibliografía

TOMLINSON, Janis A. Goya en el crepúsculo del Siglo de las Luces. Madrid, 1993. (Ed. original inglesa: Goya in the Twilight of Enlightenment. New Haven & London, 1992).

Ricardo Centellas