1800.01.18. Madrid. Livinio Stuick Vandergoten a Carlos IV.

Señor: Don Livinio Stuick y Vandergoten, director de vuestra Real fábrica de tapices, á Vuestra Magestad, con el mayor respeto, expone: Que de órden del Señor Rey Don Felipe V fueron llamados de Flándes, su patria, los cuatro tíos del exponente, don Francisco Don Jacoho, Don Cornelio y Don Adrián Vandergoten, con el laudable fin de establecer en esta córte la fábrica de tapices; que, en efecto, lograron realzarla á un estado que ha causado la envidia de todas las naciones, elevándola al primor que es susceptible en el arte, asi es que, lisonjeados sus tios de haber merecido las atenciones soberanas por el primor y buen órden de su establecimiento, se dedicaron, á estimulos de su fina correspondencia, á la enseñanza de oficiales nacionales, los que han conseguido aproximarse al fin del Establecimiento, facilitándose por este medio una ocupación honrosa, y de utilidad á la causa pública: Que, en remuneracion del buen celo de sus causantes tios, fueron distinguidos con los empleos de ayudas de tapiceria, por los señores reyes Don Felipe V, Don Fernando VI y Don Carlos III recibiendo el exponente igual honor del glorioso padre de Vuestra Magestad, como tambien el titulo y nombramiento de Director de dicha fábrica, desde cuya época ha procuarado el exponente imitar sus antecesores, cumpliendo exactamente con los deseos é insinuaciones de Vuestra Magestad en las obras que se ha servido encargarle, tanto para sus Reales Palacios como para casas de campo, procurando al mismo tiempo la enseñanza de aprendices, premiando para este efecto á nueve oficiales con 36 reales diarios sobre su trabajo, mereciendo, como en obsequio de sus fatigas, varios elogios de Vuestra Magestad por el buen servicio en la dirección de las referidas obras. Pero el caso Señor, que, si bien el exponente se halla tan honrado con la gloria que le ha dispensado vuestra soberania, le aflige una consideración lastimosa, cual es la de que, después de hallarse la fábrica en un estado floreciente, y haberse en ella empleado tantos oficiales que, á fuerza de una suma premeditación y estudio, han logrado conocimientos en el arte, están muy cercanos los momentos desgraciados de tener fin la ocupación de estos infelices, porque se hallan concluyendo las obras que están en telares, sin que Vuestra Magestad tenga mandado pintar otras para continuar el establecimiento, cuyas consecuencias serán, sin duda, las más funestas para más de ochenta familias que viven del fruto que les facilita la construcción de tapices, debiendo servir de admiración que, sin embargo de tanto número de oficiales que reciben este auxilio, facilita el buen órden y economia del exponente que, con la leve suma de 10.000 reales mensuales que están consignados, se sostiene una fábrica de tanto honor á la nación y de tanto provecho á los vasallos de Vuestra Magestad. Asi que, y penetrado de un suceso tan melancólico á los pobres jórnaleros, eleva sus súplicas á vuestra soberania para precaver tan desgraciada ocurrencia, y que los pobres no lloren la aflicción de sus familias. Cuando el Estado ha tenido otras urgencias, como fueron las de las últimas guerras que tuvo el padre de Vuestra Magestad, se mandó á los pintores, que entónces lo hacian de los ejemplares para los tapices, suspendiesen dichas pinturas; pero luégo que se representó el motivo de la desgracia de tantos oficiales, se mandó se continuase y se duplicasen los cuadros que existian en poder del Director, que entónces lo era el tio del exponente, Don Cornelio Vandergoten. En esta misma urgencia se halla hoy la fábrica, pues que todas sus obras se hallan al concluirse, y aún, si cabe, la necesidad es mayor, por lo que, y para evitar tantos perjuicios, á Vuestra Magestad suplica, á nombre de tantos infelices oficiales que dependen de la Real fábrica, se sirva mandar pintar ejemplares para la construcción de tapices ó alfombras de la misma estofa, sobre el estilo de los adornos, ó el que sea del agrado de Vuestra Magestad, nombrando las piezas para las cuales se han de hacer aquéllos, dando comisión para el efecto á los pintores que sean de vuestro Real agrado; por cuyo medio, sobre el beneficio público de dar trabajo á los operarios de la fábrica, se arreglan los tapices á los huecos de sus paredes, y se podrán quitar los que se hallen hoy puestos en la Real habitación de San Lorenzo, los que, por no estar hechos para aquellas piezas, están doblados por varias partes; y para evitar todo retraso en la formación de ejemplares y que estos pobres no queden sin trabajo, se ha de servir igualmente mandar que mediante estar determinado en tiempo de Don Francisco Antonio Fleuriot la continuación de entrepuertas, para unirlas á las alfombras de las Reales habitaciones del Palacio de Madrid, donde ahora sirven las de Moquetas, que de ningun modo acompañan á las alfombras, se continúen á similitud de las que ya hay hechas y sirven en el cuarto de Vuestra Magestad, como asimismo respecto de haber quedado incompletas las tapicerfas que servian á los Serenisimos Señores Infantes Don Gabriel y doña Maria Ana (que en paz descansen) por haberse vendido parte de ellas á consecuencia de su última enfermedad, se construyan los tapices necesarios hasta completar aquéllas, por los cuadros que se hallan en poder del exponente, pintados por Don Francisco Goya y Don Ramón Bayeu, y otros, como asi lo espera del compasivo corazon de Vuestra Magestad, y en ello recibirá merced.

Madrid, 18 de Enero de 1800.

Señor.

A Los Reales Pies de Vuestra Magestad.

Livinio Stuick y Vandergoten

Canellas López, Ángel. Diplomatario, Francisco de Goya. Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1981. Cartulario, documento C.



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