Goya y la España de su época


La vida y obra
de Francisco de Goya
se extiende a lo largo
del reinado de tres Borbones, los monarcas Carlos III (1759-1788), Carlos IV (1789-1808) y Fernando VII (1808-1833)

La vida y obra de Francisco de Goya se extiende a lo largo del reinado de tres Borbones, los monarcas Carlos III (1759-1788), Carlos IV (1789-1808) y Fernando VII (1808-1833). La situación del país a comienzos del Siglo XVII, tras la Paz de Utrecht, es muy diferente de la existente a la muerte de Carlos III. En esta época, la población aumenta notablemente, pasando de 9.300.000 habitantes en 1750 a 11.500.000 de habitantes en 1797.

El siglo XVIII es llamado el siglo de las reformas. La situación europea, a la que no resultaba ajena España, tras las guerras del XVII, demandaba actuaciones que mejorasen la situación existente en la economía, la sociedad y la política. Estas acciones fueron llevadas a cabo en España por el movimiento político conocido como Ilustración española.

Los Borbones adoptan la forma de gobierno conocida generalmente como "despotismo ilustrado". Se rodean de un gabinete, normalmente formado por miembros de la nobleza baja, que llevan el peso de la burocracia estatal, como Esquilache, Floridablanca, Aranda o Godoy. De esta forma, la monarquía fortalece los secretarios de estado y despacho, excluyendo a la alta nobleza de los puestos de responsabilidad y del poder que de ellos emanaba, buscando una administración competente y completamente subordinada al poder real. Otra de la novedades introducidas es la aparición de la figura del intendente como instrumento de la monarquía en todos los campos de la actividad económica y social. La Hacienda se reforma, pasa a depender de secretarios, y se modifican los regímenes fiscales de los reinos de España, con la introducción de nuevos impuestos. En 1782 se funda el Banco de San Carlos.

En la segunda mitad del siglo XVIII se multiplican las acciones encaminadas a mejorar las condiciones comerciales y la incipiente industria. Se eliminan los puertos secos y se mejoran las comunicaciones, se abren más puertos al comercio americano... Se crean fábricas reales, y se favorece la creación de nuevas fábricas, tanto de lujo como de manufacturas. La reforma del ejército y de la marina fueron favorecidas por la construcción de numerosas factorías y maestranzas, así como astilleros. El resurgir de la flota favoreció la recuperación del comercio marítimo con las colonias americanas.

Compleja es la situación del mundo rural. Prosigue el enfrentamiento entre agtricultura y ganadería. Se necesita aumentar la producción agrícola, lo que entra en colisión con la preponderancia de la Mesa. Las tímidas reformas emprendidas pretendían realizarse sin afectar a las clases altas propietarias de grandes cantidades de terreno, lo que supuso su fracaso.

La nobleza, gran propietaria, mantiene sus privilegios jurisdiccionales., basados en el régimen de señorío. En la poblaciones de mayor tamaño existían ayuntamientos, formados por regidores bajo la autoridad de un corregidor. Carlos III introdujo la presencia del pueblo llano mediante la elección de procuradores y/o diputados del común, elegidos mediante sufragio indirecto.

La Iglesia mantiene, la jurisdicción sobre las tierras y territorios que le son propios. Las relaciones con el poder real resultaron difíciles. Momento crucial fue la expulsión de la Compañía de Jesús de España, durante el reinado de Carlos III (decreto de 20 de marzo de 1767). Por contra, no puede olvidarse que la presencia del clero en los gobiernos borbónicos es continua.

Todas estas reformas entran en crisis tras la guerra contra Napoleón. Las nuevas ideas comienzan a transformar la sociedad y la cultura, penetran en el ejército... los mecanismos políticos, sociales y económicos desarrollados en el siglo XVIII son insuficientes a comienzos del siglo XIX. A pesar de los intentos de Fernando VII, las propias reformas de sus antecesores y la influencia europea fueron los acicates para nuevos modelos, que se desarrollaron en el país, en la época liberal, a través de duros y sangrientos episodios.

Jesús Tramullas

Fernando VII
con las insignias reales
Carlos IV
vestido de cazador
Fernando VII
con las insignias reales


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