Goya, burgués

Goya se identificaría con el programa ilustrado a lo largo de su trepidante ascenso social hacia la medio-alta burguesía

Autorretrato

Goya se identificaría con el programa ilustrado a lo largo de su trepidante ascenso social hacia la medio-alta burguesía. Si algo tenía claro nuestro pintor, era su posición y su filiación social. Don Francisco tenía muy clara su función social cuando firma como "Francisco de Goya, pintor" sus Caprichos. Un hombre orgulloso de su oficio, que requería un saber-hacer especializado y una capacidad de trabajo ímproba, y que le había permitido vivir holgadamente y alcanzar el puesto más alto entre los pintores de corte españoles. En definitiva, un hombre que trabaja para ganarse la vida, y que está orgulloso de ello, se siente útil, y quiere serlo en paz.

No es extraño, por lo tanto, que los temas más recurrentes en la crítica gráfica de nuestro burgués fueran fundamentalmente los siguientes:

la crítica de la holganza -tanto de los nobles y religiosos parásitos como de los mendigos y alcahuetas- y el ensalzamiento del trabajo productivo.
la crítica de la violencia y del desorden, viniera de donde viniera, y de sus consecuencias.
la crítica del irracionalismo, de la desmesura y de la intolerancia.
el ensalzamiento por contraste del mérito y la libertad individual, del esfuerzo, de la actitud pacífica, la tolerancia, y del saber estar.

Su crítica no se detendría en clases o estamentos sociales y golpearía con fuerza tanto a la aristocracia, como al clero o al tercer estado. Una crítica que se centraría especialmente en sus actitudes parásitas e irracionales, que sólo podían traer desgracia para todos, y una carga injusta para aquellos que sí ponían el hombro.

Francisco Javier García Marco

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