José Luzán Martínez
(1710-1785)


Maestro de pintores aragoneses (Goya, Francisco Bayeu, Antonio Martínez) y uno de los pintores de temas religiosos más brillantes del siglo XVIII



Pintura de José Luzán

Iglesia Hospital de Nuestra Señora de Gracia (Zaragoza)

Hijo de pintor, Juan Luzán se inició tempranamente en el dibujo y siendo muy joven, gracias a la protección de los Pignatelli, viajó a Nápoles, donde permaneció por cinco años ampliando sus conocimientos y trabajando especialmente con el pintor Martrollo. Desde este momento adquirió un brillante estilo pictórico. De vuelta a su ciudad natal, Zaragoza, su éxito fue fulgurante, así como la labor docente, hasta el punto de ser nombrado por Felipe V, en 1741, pintor supernumerario de la Real Casa y en Madrid tuvo oportunidad de entrar en contacto con los pintores y artistas de la corte y, sobre todo, estudiar las valiosísimas colecciones reales.

Difundió el bello estilo de la pintura al óleo en numerosos discípulos, entre los cuales destacaron Francisco Bayeu, Francisco Goya, Antonio Martínez, José Beratón y Tomás Vallespín.

Fue elegido Luzán director de la Academia de Pintura y Escultura, creada en Zaragoza, como vieja aspiración de los artistas aragoneses, aunque su vida fue efímera, pues hubo que cerrarla por falta de fondos. Más tarde, cuando se reabrió por la Real Sociedad Económica de Amigos del País, Luzán ya no pudo enseñar en ella, falleciendo en Zaragoza al año siguiente.

El estilo de Luzán se inicia con un notorio acento de tipo napolitano, con pinceladas de atractivo colorido y tonalidades predominantemente suaves y cálidas. Esta tendencia aumentó, aclarándose y dulcificándose con el uso del «amarillo Nápoles», con tonos ocres y rojos al modo de Conrado Giaquinto, evolucionando desde las pinceladas sueltas y abocetadas del principio.

Entre las obras iniciales, no exentas de cierto tenebrismo, destacan los lienzos del museo catedralicio de Huesca: Retratos de Galileo y Copérnico. La obra de Luzán fue profusa en Zaragoza, pintando el artista para La Seo, Santa Engracia, agustinos calzados, San Miguel, además de las iglesias de Calatorao y el convento de capuchinos de Calatayud.

Los lienzos de la capilla de la Virgen de Zaragoza la Vieja, en el templo de San Miguel, son la prueba de la evolución pictórica arriba indicada, contrastando con los de Huesca en la Venida de la Virgen del Pilar o el Milagro de Calanda.

La década de 1760-1770 representa una consolidación de su estilo con obras de gran formato y especial calidad, según los cuadros de la catedral de Huesca o de las Escuelas Pías de Zaragoza, atribuidos inicialmente a los Bayeu.

De la etapa final de este gran artista son las pinturas para la iglesia de la Santa Cruz de Zaragoza (Invención de la Santa Cruz por Santa Elena) o bien los cuadros de la ermita de Nuestra Señora de la Oliva, en Ejea de los Caballeros.

Miguel Beltrán Lloris


Publicado en: Beltrán, M. ; Beltrán, A. ; Fatás, G. (dir. y coord.). Aragoneses Ilustres. Zaragoza: Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1983. p. 99-100.



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