José Rebolledo de Palafox
y Melci (1775-1847)


Palafox, el defensor de Zaragoza, puso todo su genio militar al servicio de la defensa aragonesa contra los franceses



Retrato. (Goya)
Palafox fue el gran jefe de los zaragozanos contra la invasión napoleónica. Por su rango militar, tomó a su mando la defensa de Zaragoza. convirtiéndose en auténtica alma de la resistencia aragonesa, habiendo quedado su nombre para siempre, asociado a la Ciudad de los Sitios.

A los diecisiete anos, Palafox pertenecía a las Reales Guardias de Corps, ascendiendo pronto a brigadier de los Reales Ejércitos. Los sucesos del Dos de Mayo y los acontecimientos políticos que les siguen, con las abdicaciones de Bayona, precipitaron la situación, poniéndose en marcha en Aragón la sublevación y triunfando el alzamiento popular en Zaragoza, al extremo de que el 25 de mayo, por aclamación popular, fue nombrado Capitán General de Aragón. Creó Palafox en seguida un consejo coordinador del mando y decretó un alistamiento general, en el que participaron numerosos aragoneses, formándose batallones que desde Huesca, Calatayud y otros muchos puntos de Aragón y la Ribera se concentraron en Zaragoza.

Hecho de trascendencia fue la convocatoria por Palafox de las Cortes Generales, que no se reunían desde la llegada al trono de los Borbones.

La situación de Zaragoza y de su territorio resultaba clave para los planes de invasión de los franceses; era necesario conquistar la ciudad y abrir el camino al Levante. Palafox tomó a su cargo la organización de la defensa de Zaragoza, reuniendo los Tercios, nombrando un intendente del ejército, reclutando voluntarios constantemente, adelantando fuerzas a custodiar los pasos pirenaicos y el territorio de Jaca y reforzando los puntos estratégicos.

Así, se realiza el ataque francés y el primer Sitio de Zaragoza. Los aragoneses opusieron la férrea voluntad de Palafox y el esfuerzo de su ejército (13.000 hombres), contra los muy superiores y bien equipados franceses. La ciudad sufrió duros ataques, llegando los enemigos incluso hasta el Coso, y el espectáculo debió ser desolador por las muchas ruinas de edificios y escombros. Palafox consiguió reclutar más refuerzos durante el Primer Sitio, antes de que los franceses organizaran el repliegue de tropas.

En el segundo asedio, a pesar de la llegada de voluntarios, triunfa el ejército francés y la decisiva actuación de sus ingenieros y zapadores. Cerca de 50.000 muertos hubo por las epidemias y el hambre. Así, el 20 de febrero de 1809, la Junta a la que Palafox dejó el mando, capitula ante los franceses. El general fue hecho prisionero y trasladado a la cárcel de Vincennes.

Fernando VII le otorgó el ducado de Zaragoza y lo restituyó en su cargo de Capitán General de Aragón, durante cuyo período «restableció el orden de la legalidad». A partir de 1815, Palafox se dedicó a su vida privada, alternándola con diversos nombramientos.

Sus restos descansaron, primero, en el Panteón de Hombres llustres de la basílica de Atocha, de Madrid, trasladándose en 1958 a Zaragoza, donde quedaron en El Pilar.

Miguel Beltrán Lloris


Publicado en: Beltrán, M. ; Beltrán, A. ; Fatás, G. (dir. y coord.). Aragoneses Ilustres. Zaragoza: Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1983. p. 116-117.



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