Perfil humano y psicológico

Goya fue un hombre de temperamento vivo, entregado a la pintura y dotado de una portentosa imaginación



Francisco de Goya, pintor (Caprichos)

Goya fue de estatura mediana, cabello moreno, rostro regordete, algo colorado, con grandes ojos negros, nariz gruesa y boca grande, de acuerdo con un tipo "celtibérico", navarro-aragonés-riojano, que concuerda con su ascendencia vasca (los Goya de Cerain, Guipúzcoa). Si bien no se ha hecho ningún análisis antropológico de sus restos mortales, el artista legó abundante documentación a través de sus autorretatos.

Conocemos su intimidad por un material extraordinario: gran parte del epistolario cruzado con su amigo del colegio en las Escuelas Pías de Zaragoza, Martín Zapater y Clavería, funcionario local y primer colecionista de la obra de su camarada. En ese correo gasta franqueza a raudales. En 9 de enero de 1779, tras relatar a su amigo cómo ha sido atendido por el rey Carlos III y los príncipes (el futuro Carlos IV y su esposa María Luisa), a los que ha mostrado unos cuadros, le relata su ideal de vida: "Pero chiquio, campicos y buena vida, nadie me sacara de esta opinion y mas que aora empiezo a tener enemigos y con mayor encono". En 1 de agosto de 1786, ya pintor de cámara del rey, relata a Zapater cómo estrenó un coche de caballos, la voltereta que dió con él y el mal de su pierna al caer; menciona que ya ha de hacer antesala ante nadie y que los clientes no los tiene que buscar él, sino a la inversa. Progresos legítimos del buen burgués. Con sinceridad característica escribe en 25 de abril de 1786: "Mucho me he alegrado de que me apruebes el pensamiento, y hablemos claro: para quatro dias que hemos de bibir en el mundo es menester vivir a gusto".

Goya tuvoel temperamento y genio vivo que en la galería de tipos hispanos suele asociarse al aragonés. "En acordarme de pintura y Zaragoza, ardo vivo", confiesa a Zapater, de resultas de sus trifulcas con el Cabildo del Pilar y su cuñado Bayeu por las pinturas de la bóveda Regina Martyrum de esa basílica. Genio que suavizó con el ejercicio de su pasatiempo principal, la caza, que practicó con los propios Reyes y el infante Luis de Borbón, su benefactos y hermano del monarca.

No tuvo formación erudita, pero el trato con la Corte y los amigos que hizo, así como un viaje de formación por Italia (tras el cual entendió bien la lengua italiana) lo pulieron bastante. El horizonte de imágenes artísticas que acumuló debió de ser excepcional, siempre en constante incremento gracias a la inquietud vital del artista.

En 1792 cayó gravemente enfermo durante un viaje a Cádiz. Ésta y otras crisis de salud se han querido explicar por el saturnismo, envenenamiento por el manejo casi cotidiano de albayalde hecho con plomo. Secuelas de su mal será una sordera total, que le imposibilitó para comunicarse si no era a través de señas. El hecho motivó en el pintor nuevas visiones de ciertas facetas de la vida: "Para ocupar la imaginación mortificada en la consideración de mis males, y para resarcir en parte los grandes dispendios que me ha ocasionado, me dediqué a pintar un juego de cuadros de gabinete, en que he elogrado hacer observaciones a que regularmente no dan lugar las obras encargadas, y en que el capricho y la invención no tienen ensanches." (Carta dirigida a Bernardo de Iriarte, 4.I.1794).

Goya tejió una particular fantasía que desembocaría, primero, en la serie de grabadosCaprichos (1799) y luego en otros trabajos de "capricho e invención". Y, al final de su vida, rico y casi jubilado, en las Pinturas Negras (h. 1820-1822) de las paredes de varias salas de su casa de Madrid. Murales que no cuentan con interpretación iconológica satisfactoria y que podrían contener un autorretrato alegórico: (Saturno/Melancolía). La inquietud por seguir creando y probar nuevas técnicas, como la litografía, no le abandonó nunca. Su personalidad y fantasía ("El sueño de la Razón produce monstruos") le condujeron a temas marginales. Octogenario, se representa a sí mismo en un dibujo (Museo del Prado, Madrid), como un viejo Matusalén, sobre un lema atribuido a Miguel Ángel: "Aún aprendo".

Bibliografía

Canellas, Ángel (ed.). Francisco de Goya : Diplomatario. Zaragoza, 1981.

Canellas, Ángel (ed.). Francisco de Goya : Diplomatario : Addenda. Zaragoza, 1991.

Ricardo Centellas


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